Secundaria
05/12/2016 Tus ilusiones, tu pasión, tus anhelos están siendo atacados por un cáncer mucho más destructivo que el sarcoma de Edwing.
Querido Adrian:
Tu mirada limpia, tu sonrisa, tu bondad están dictándome esta carta para ti. Tienes aún pocos años y la vida, que es maravillosa, se torna difícil y cruel contigo, solo porque tienes una afición. Como otras personas son amantes del cine o de la filatelia, a ti te gusta una fiesta tradicional que tiene siglos de vida. Y eso es precisamente lo que amenaza la tuya.
Tus ilusiones, tu pasión, tus anhelos están siendo atacados por un cáncer mucho más destructivo que el sarcoma de Edwing. La maldad de algunos seres humanos no conoce límites, aunque creo que esos seres tienen poco de humanos, antes bien, carecen de la nobleza y la bravura de los animales que supuestamente defienden.
Adrian, cariño, sigue con tu vida, con tus ilusiones, con tu lucha...no dejes que nadie te cause más efectos secundarios. Sigue con tu mirada limpia y tu sonrisa, no dejes que el rencor se cuele por ningún resquicio. Por lo que sé, estás recibiendo el mejor tratamiento, indicado para todo tipo de afecciones y apto para adultos y niños. El tratamiento del cariño, del apoyo, de la solidaridad de muchos, de muchísimas personas de bien, compartan o no tu afición.
Adrián, valiente, quiero también decirte que tu madurez conseguida antes de tiempo hará que comprendas que en esta vida hay sitio para todos, para los que aman el deporte y para los que disfrutan con un libro o delante de un ordenador; para los que piensan como tú y para los que tienen otras ideas; para los que miran de frente y para los que se ocultan tras una careta. Todos podemos ocupar un hueco y todos tenemos derecho a tenerlo. Quédate con lo bueno siempre, con lo positivo de toda situación, por desagradable que sea. Eres un niño y sabes que, cuando juegas, aunque no logres ganar, siempre disfrutas, siempre te diviertes y gozas; ese gozo no puede arrebatártelo nadie, quizá no ganes, pero juegas y vives.
Y ya me despido de ti, Adrian, dejándote estas palabras que no son sino una dosis del tratamiento que por suerte ha prescrito el médico de la cordura y de la humanidad. Y cómo no, te deseo "suerte, y al toro"
Un fuerte beso
NOTA: comparto completamente el comentario que un lector envió al periódico El Mundo, tras la publicación de la noticia: “Tu Odio te hace torpe y se te sospecha una vida desgraciada. Adrián se curará algún día. Tú no podrás nunca”.
Charo López, directora de ESO y Bachillerato. Fuente: Colegio Los Robles |